No hay nada peor que te despierten, muy temprano, con Villancicos a todo volumen.
Bueno, en sí debe ser peor despertarse alguna mañana muy borracho y darte cuenta que tuviste una orgía con 4 mandriles asiáticos vestidos con látex y estás disfrazado de la Mujer Maravilla, pero lo dije para darle un poco de dramatismo al asunto.
En fin, me había trasnochado trabajando hasta más o menos las 5 de la mañana, para que a las 6 y media, mi vecina (mujer ya entrada en años, muy amable pero que en esta oportunidad vamos a llamarla cordialmente: “vieja de mierda”…) ponga en audio supersónico la estridente voz de unos chiquillos cantando temitas alusivos a la Navidad.
Intenté por un momento no hacerle caso a este castigo a mis órganos auditivos colocando la almohada sobre mi cabeza, pero fue inútil. Los Villancicos tienen el poder de traspasar paredes, puertas y almohadas; tienen el mismo o más poder mortal que una espada Jedi.
Ya al punto de la parálisis y la embolia, ojos desorbitados mirando el techo y sintiendo los primeros síntomas de ocasionales convulsiones, bajé los brazos, derrotado, rogando por un momento que esos soniditos de panderetas, campanitas y engendrillos destrozando melodías, tengan el talento de hacer que me desmaye.
Concentrado, sentía como pasaban por mis tímpano, martillo, yunque y adolorida trompa de Eustaquio letras tan extrañas que aún en ese estado – al que denominaremos “zombie en estado de puteada” – me parecían tan irracionales como para poder soportarlas… igual intenté ponerle cierta atención al momento…
“La Virgen se está peinando entre cortina y cortina. Los cabellos son de oro, el peine de plata fina…”
Putamadre, entonces… ¿me mintieron en el colegio aquellos sacerdotes? No era pobre la Virgen… es más, para peinarse con peines de plata, debió ser una especie de Victoria Beckham de la época, no? Y si a eso le añadimos que tenía cabellos de oro, vendiendo un par de mechones, o sea, se evitaba todo el trajín de dar a luz en un establo con un burro curioso y una vaquita adormecida al lado no?
Por un momento, la música se detuvo y levantando las manos al cielo con una enorme sonrisa, di gracias y alabanzas al Creador para que, segundos después, continuara el repertorio musical haciendo expulsar de mi boca todas las maldiciones y blasfemias habidas y por haber… Me sorprendió sobremanera la letra del siguiente Villancico, ese que empieza algo como:
“Canta, ríe, bebe que hoy es Nochebuena y en estos momentos no hay que tener pena…”
Hasta ahí bueno, una especie de oda a la juerga, todo bien, pero como que empezaba a ponerse cada vez más descarada esta suerte de ovación a la borrachera y a la rebeldía…
“…Esta noche hasta los guardias, pescan una borrachera… por eso no tengo miedo, a que nadie me detenga…” Para terminar con un descabellado: “…dale a la zambomba, dale al almirez y dale al sereno un tiro en la sien…!”
O sea, ¿Quién escribe estas letras? ¿Quentin Tarantino? Es decir, debo entender: Como es Nochebuena, está bien, me emborracho, canto y jodo un poco; como los guardias están más mamados que yo, como las rehuevas, no pasa nada, puedo hacer mi alboroto y vandalismo sin problema… y ya cuando me ponga más arrebatado, si el sereno jode mucho, pum! Le vuelo la cabecita de un plomazo y asunto solucionado… que ternura.
Me levanto de la cama para tomar un vaso con agua, tratando de no tropezar ya que la mayoría de mis sentidos estaban entrando a estado vegetal, cuando luego de esa casi media hora de tortura, de repente, hubo un silencio casi orgásmico. A la mierda el agua, y corriendo como gacela que persigue el felino, llego a mi cama para tirarme entre sus sábanas en un estado, por poquito, similar al Nirvana…
Pero como diría la letra de aquella canción que escucha mi viejo: “Nada dura para siempre…”, la bendita señora esta puso, de nuevo, el (voy a resaltar un poco esta parte, ya?) MISMO PUTO DISCO Y LA PUTAMADRE... !
(¿Ahora me entienden que eso de “vieja de mierda” no es una malacrianza lanzada al aire por este servidor respetuoso, puro, casto y sin mancha? Por eso, de niño, me decían mis padres que cuando quisiera decir alguna “palabrota”, me hacía una señal de la cruz en este hociquillo pecador y así evitaba que “el mal saliera” de ahí… y, bueno…)
Acongojado (y con mas cansancio que Bruce Willis después de salvarnos, por enésima vez) me senté nomás. Y, mientras secaba las lágrimas de mi rostro me di cuenta que había obviado una parte del coro de la primera canción que dice: “…pero mira como beben los peces en el río…pero mira como beben por ver al Dios nacido… beben y beben y vuelven a beber…”
Es decir, sin tanta sutileza y cosilla subliminal, los villancicos son una invitación pero al alcoholismo mas conchudo, no?
En fin, ya cansado de analizar cada estrofita de estas canciones tan raras… Y viendo que tenía que ir a banco por la mañana, me meto a la ducha rogando a los cielos que en vez de agua cayese ácido para así terminar con mi existencia… tan agotada en ese momento. No pude evitar pensar el porqué estas cancioncillas son sólo escuchadas en esta época… Bueno, también sería raro salir a correr mientras escucho en el reproductor “…sopa le dieron al niño…” no? O, peor aún, conectarme al msn y decirle a algún amigo: “Oye, ¿tienes ‘Campanas de Belén’?... me falta ese mp3… a ver si me lo juegas mas rato que tengo una fiesta el viernes... ¿dale?”
Ya fuera de casa, con unas ojeras que rozaban mis rodillas impidiéndome un buen andar, volteo y la señora aquella estaba barriendo la entrada de su casa…
- Buenos días hijo… Uy, esa cara... estuvo buena la celebración de anoche ¿eh?..jeje
A lo que, con toda la amabilidad de mi espíritu, le respondí:
- No señora, ¿como cree?... jeje, - con una guiñadita de ojo al final... -
(Pensado irónicamente para mis adentros...: "Lo que pasa, señora mía, es que se acerca Nochebuena ... la la lá... y en estos momentos no hay que tener pena… la la lá...” )
- No señora, ¿como cree?... jeje, - con una guiñadita de ojo al final... -
(Pensado irónicamente para mis adentros...: "Lo que pasa, señora mía, es que se acerca Nochebuena ... la la lá... y en estos momentos no hay que tener pena… la la lá...” )
… mientras, con una sonrisa, me despedía asentando la cabeza...
para luego (sin mucho disimulo) pasar a su lado haciéndome crucecitas en la boca incansablemente...
... incansablemente !
para luego (sin mucho disimulo) pasar a su lado haciéndome crucecitas en la boca incansablemente...
... incansablemente !
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